martes, 29 de diciembre de 2009

5 CAUSA DE LOS PROBLEMAS EN PAREJA

1. Pérdida de una actitud y comportamiento complaciente:Un comentario que se escucha con mucha frecuencia, especialmente a las esposas, es que sus esposos no las escuchan. Aquel hombre que era todo oídos y toda atención para con ella durante el noviazgo, con los años de matrimonio tiende a perder la ’sintonía’ o ’salir de frecuencia’ tan pronto su esposa empieza a hablar. Esto se debe a que el esposo ya no está pendiente de complacerla, de hacer todo lo que esté a su alcance para demostrarle que le importa.


Cuando fué la última vez que te preguntaste: ‘Qué puedo hacer para complacer – de verdad complacer, sorprender, agradar,- a mi pareja?’. Lo más probable es que tu pareja no necesite un carro, un anillo de diamantes, un viaje ni nada por el estilo. Yo apuesto peso a gallareta (como dicen aqui en mi tierra) a que todo lo qeu necesita es una demostración de tu parte de que estás realmente deseos@ de agradarle, de complacerle, de mimarle, de demostrarle que te importa!!

Si estás casad@ y las cosas no están color de rosas, una buena idea es recordar los días cuando eran novios y tratar de encontrar en tus recuerdos algunas cosas que hicieras diferente…. y tratar de volver a hacerlas como ese entonces.

2. Comunicación Negativa:Un segundo factor a tomar en cuenta es nuestra forma de comunicarnos. Si nuestros métodos de comunicación son negativos, esto puede dar pie a problemas importantes en el matrimonio. Algunos ejemplos de comportamientos de comunicación negativa, los que debemos evitar y re-aprender para convertirlos en positivos son:





1. Comunicación de un problema en párrafos largos, vagos o muy emocionales (las mujeres somos fabulosas para esto).

2. Quejas cruzadas: en lugar de escuchar a la pareja cuando trata de comunicarnos una queja, inmediatamente brincamos y aportamos nuestras propias quejas y convertimos lo que pudiera ser una comunicación constructiva y de crecimiento para la relación, en un match de quejas a ver cuál se queja más.

3. Críticas: buscar la forma de criticar constantemente a la pareja no es para nada constructivo, aún cuando se piense que son críticas constructivas. Más aún si no tomamos en cuenta nuestro tono de voz, el cual dice mucho más que nuestras palabras (Oooooops!).

4. Exageraciones: aquellas frases que utilizan las palabras ‘Tú siempre’, ‘Tú nunca’ ….

5. Lectura Mental Negativa: cuando asumimos que somos capaces de leer la mente del otro y le acusamos de motivos subyacentes equivocados. Si tienes que asumir algo, asume que las motivaciones de tu pareja son positivas y puras. Cuántas veces no hemos expresado ‘tú estás haciendo esto para molestarme!’ (yo soy una que lo digo cada vez que cojo cuerda).

6. Monopolizar la conversación: a veces lo que debería ser una conversación se convierte en un monólogo (de nuevo, las esposas somos famosas por esto)

7. Culpabilizar: mantenernos en una actitud de buscar la culpa en el otro no siendo conscientes que cada moneda tiene dos caras y que difícilmente la ‘culpa’ de cualquier situación sea de uno solo.

8. Orientarse hacia el problema: es decir, mantenernos enfocados en el problema en lugar de dar paso a buscarle una solución positiva.

9. Irnos ‘por las ramas’ utilizando comentarios irrelevantes…..en lugar de mantenernos enfocados en el punto de nuestra conversación hasta tanto alcancemos un acuerdo.

3. Tiempo Juntos:Otra razón importantísima por la que los matrimonios comienzan a tener problemas es que no pasan tiempo juntos….y SOLOS. No es que los esposos tengan que estar todo el tiempo juntos…tampoco hay que sofocar al otro demandándole que nos dedique todo el tiempo disponible. Pero si para mí mi pareja es lo más importante, yo definitivamente voy a desear y buscar la forma de pasar tiempo con él….a solas. Repito: si mi pareja es lo más importante en mi vida, y así es como debe ser, voy desear y a buscar la forma de pasar tiempo de calidad con él…voy a hacer las peripecias y arreglos que sean necesarios para garantizar que paso una parte importante de mi tiempo con él. Después de todo, la forma en que invierto mi tiempo es lo que demuestra cuáles son realmente mis prioridades. Si tu apretada agenda te está impidiendo pasar tiempo de calidad con tu pareja frecuentemente…es hora de revisar la agenda.

4. Baja Autoestima:Amén de lo super-utilizado del término y del hecho de que con tanto material sobre auto-estima ya uno se siente medio anormal si no la tiene baja, lo cierto del caso es que las personas emocionalmente saludables tienen un concepto saludable de sí mismos. No son ‘lo máximo’, pero tampoco son la ‘lacra de la sociedad’. Una persona emocionalmente saludable reconoce sus dones y sus defectos, está en crecimiento buscando mejorar aquello en lo que es falible, se perdona a sí misma sus errores y miserias, los acepta con humildad y trata de aprender de ellos. Esta visión de uno mismo es especialmente importante en el matrimonio ya que está elevada al cuadrado. Podemos y debemos ser complemento ayudándonos mutuamente a mantener un buen balance y auto-estima…. o podemos hacernos daño afectando la estima del otro y perdiendo el equilibrio en el matrimonio. Si tu pareja sufre de baja auto-estima, le toca enfrentar el problema de frente y buscar la ayuda que sea necesaria. Pero más que nada, necesita de una pareja que le motive a enfrentar esos problemas y que cuente con él para aportar el necesario balance de auto-estima en el matrimonio.

5. Falta de Valores Elementales:En la experiencia del Dr. Leman, y en la mía propia…y en la de tantos autores cuyo material he compartido a través de estos artículos, y en la de tantas parejas que nos han regalado el privilegio de sus testimonios, indiscutiblemente que la moraleja es: los matrimonios que toman en cuenta la cara espiritual de la vida tienen una mucho mejor relación que aquellos que no lo hacen. Estos son matrimonios en los que tanto hombre como mujer tienen una relación personal con Dios y ambos comprenden y aceptan que hay valores eternos según los cuales enmarcan sus vidas. Tienen un sentido profundo de la vida y de su misión en ella…y este sentido es parte integral de sus matrimonios.



De lo que quisiera comentarles es de un material que encontré sobre la familia sana, en contraposición a la familia disfuncional. Para hablar de una ‘familia sana‘ el material, publicado en www.iglesiadediosrd.com, propone tres postulados:

1. En una familia sana, el matrimonio, la pareja, tiene una relación más cercana que con cualquier otra persona.

6. Sobre este punto hemos escrito en Vida, Familia y Algo Más en varias ocasiones, especialmente en el artículo titulado “El más importante de la bolita del mundo”. Esta relación, que debe estar siempre por encima de ninguna otra (con excepción claro está de nuestra relación personal con Dios), debe ser la más importante para papá y para mamá. La Biblia dice claramente “y serán una sola carne”. Esto implica tiempo exclusivo para mi pareja; lealtad a toda prueba incluyendo secretos y confidencias; capacidad para conversar y divertirse, trabajar, hacer el amor o compartir socialmente; sentirse socios, cómplices y compañeros….sentir que se complementan.

7. Definitivamente, cuando en la pareja hay una buena relación, una buena comunicación, la familia se forja sobre zapata segura y en los hijos necesariamente esto se traduce en seguridad, mejores resultados en la escuela, mejor salud, mejor desarrollo personal. Cuando en la pareja hay luchas de poder, mala relación, desconsideración, etc., necesariamente esto afecta emocionalmente a los hijos y se afecta la salud de la familia como institución.

8. A las madres nos sucede con mayor frecuencia y debemos cuidar mantener este balance y no descuidar la relación con nuestra pareja con la llegada de los hijos para que en ningún momento pase algún hijo a ser más importante que papá y evitar así que se desequilibre la relación familiar.

9. 2. En una familia saludable, los padres comparten tiempo de calidad con cada hijo e hija.

10. Indiscutiblemente que, amén de que para papá y mamá la persona más importante es el otro, es necesario que cada uno tenga una relación personal con cada hijo. Es innegable que cada hijo, cada ser fruto del seno familiar, necesita de un padre y una madre. Es por ello sumamente importante que logremos satisfacer esa necesidad y cumplir ese rol nutriendo una relación personal con cada hijo.

11. Cuando los padres fracasan en tener una relación personal de calidad (entre ellos), se apegan a un hijo o una hija en una relación compensatoria. Luego, en vez de ir soltando los hijos mientras crecen, cediéndoles dosis de independencia de acuerdo a su nivel de madurez y responsabilidad, este padre (muy frecuentemente la madre) va apegándose más a ese o esos hijos. Estos padres, especialmente estas madres, son los que eventualmente se convierten en suegras odiosas y que no dejan independencia al hijo/hija en su matrimonio. Esta situación conlleva además una contraparte: el hijo que se ve en una relación de sobre-apego con uno de sus progenitores, probablemente tendrá un distanciamiento del progenitor contrario. Tanto le perjudica el acercamiento excesivo de uno como el distanciamiento del otro.

12. Desde el punto de vista de los hijos, recordemos que el primer mandamiento que viene con una promesa dice: ‘Honra a tu padre y a tu madre, para que te vaya bien y tengas larga vida’. De modo tal que como padres, estamos llamados ambos a tener una relación saludable con nuestros hijos y a poner de nuestra parte para que puedan ellos cumplir con ese mandato, si queremos que les vaya bien y tengan larga vida. La mejor forma de hacerlo es fortaleciendo nuestra relación como pareja y manteniendo una relación personal con cada uno de ellos dentro de los límites de nuestra misión como padres.

13. 3.- En una familia saludable, hermanos y hermanas se dan apoyo y negocian sus diferencias SIN la intervención de papá y mamá.

14. Sobre esto escribimos también en una ocasión anterior en ‘Los pleitos de los muchachos…’ y es uno de los artículos que ha recibido más participación activa de los visitantes a este blog. La familia tiene que promover que los hermanos aprendan a comunicarse entre ellos y a resolver sus conflictos sin la intervención de los padres. Como madre de 4 puedo compartir la experiencia de que desde que aplicamos en casa este postulado de no meternos en los pleitos de los muchachos a menos que sea un caso de abuso obvio, las relaciones entre ellos y de ellos con nosotros han mejorado notoriamente. Está comprobado que mientras más intervienen los padres, más problemas tienen los hijos. Con frecuencia, uno de ellos molesta al otro y cuando le responden vienen los gritos y los pataleos hasta que mamá o papá interviene en su defensa, lo cual complica la relación tanto entre hermanos como del padre o madre con al menos uno de los hijos. Si los padres no intervienen, ellos terminan poniéndose de acuerdo. En muchísimos casos, y la Biblia nos ilustra varios (Caín y Abel, Jacob y Esaú y el dramático ejemplo de José), la rivalidad entre los hermanos no es más que el reflejo de la preferencia de uno de los padres por uno de los hijos.

15. El documento concluye con un atinado resumen de tres puntos:

16. 1.) Si hay rivalidad entre hermanos, debemos sospechar preferencia de uno de los padres por uno de ellos;

17. 2.) Si hay preferencia de uno de los padres por uno de los hijos, podemos sospechar que hay descuido de la pareja; y

18. 3.) El descuido de la pareja es el origen de la disfunción familiar y la antítesis de una familia saludable.

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